Se
me conoce por muchas cosas, no todas ellas susceptible de comentarse en horario
infantil, pero alguna de las más honorables guarda relación con la confección
de manuales, cursos, tesis y, en definitiva, disparatados estudios
antropológicos basados en sentar cátedra sobre temas presumiblemente
intrascendentes, pero universales hasta decir basta. Mi aportación a la
literatura contemporánea por medio de estos tratados bastante sociológicos, así
como mi dilatada experiencia en el mundo del espectáculo, remarcando mi
presencia en el circuito nacional de teatros, me capacitan, también hasta decir
basta, como crítica teatral, aparte de haber ejercido ya como crítica de cine
y, sobre todo, criticona de amigas y enemigas.
Hoy
quiero hablarles de uno de los montajes que recientemente he tenido la
oportunidad de disfrutar: CÓMO SEDUCIR A UN HETERO, EL MONÓLOGO. Y digo ¨disfrutar¨ porque en verdad lo pasé muy requetebién durante toda la función,
y eso que yo soy bastante exigente, en especial como público de espectáculos de
humor, y no me río con cualquier cosa ni cualquier cosa logra captar mi interés. El humor, en diversas vertientes, ha
sido y es el fundamento de todos mis trabajos, en cabaret, cine, literatura, teatro… y el humor, para mí, es una cosa muy
seria. Y muy difícil de crear y recrear. Y viendo este espectáculo me sentí especialmente cómoda y en mi salsa, pues CÓMO SEDUCIR A UN HETERO, EL MONÓLOGO está a la altura de mi Manual de la perfecta petarda o de Curso de glamour para principiantes (ambos libros también llevados a escenarios teatrales en su versión monólogo) y, de hecho, resulta más comercial. Antes de nada, especificar que no hablaré bien
de esta obra por el hecho de que me invitaran a ir a verla… porque, de hecho,
no me invitaron a ir a verla, fui pagando mi entrada, como creo que ha de
hacerse con toda obra del circuito alternativo, habida cuenta todas las
limitaciones implícitas en los montajes que intentan sobrevivir e imponerse
dentro de este difícil nivel que tanta admiración y respeto me suscita.
CÓMO
SEDUCIR A UN HETERO, EL MONÓLOGO, es un texto cuya dramaturgia y dirección la
firma Diego Manuel Béjar, autor del libro del mismo título, aunque en ese otro
caso se trata de una novela (también muy divertida, con múltiples personajes y
una trama muy original y efectiva) y en este, como bien indica el subtítulo,
nos hallamos ante un monólogo teatral con forma y estructura de masterclass. Esta
clase magistral la imparte el actor Ángel Perulero, que también está
involucrado en la dirección de la obra.
Independientemente
de otros condicionantes, múltiples aspectos que conforman la totalidad del
montaje teatral, trátese de una adecuada escenografía, un acertado diseño de
luces o un atrayente cartel, entre otros muchos, todos importantes e imprescindibles,
para mí lo más esencial a la hora de valorar una obra de teatro es el libreto y
los intérpretes que defiendan el libreto. Y justamente en esto radica el éxito
que está obteniendo este divertido monólogo; un texto inteligente, mordaz e
hilarante de principio a fin, y una más que acertada elección del actor que da
la cara y personaliza este trabajo.
No
resulta fácil construir un escrito con una connotación gay tan obvia y tan
protagónica, y que a la vez de interesar al público gay, involucrado y representado
en dicho contenido, consiga a la vez no sólo ser accesible, sino resultar
igualmente atrayente, divertido y comprensible para cualquier tipo de público,
si se posee el gusto por un humor actual, alejado de lo zafio y que, a fin de
cuentas, trata sobre ideas, sensaciones y sentimientos que todos comprendemos y
podemos hacer nuestros, da igual nuestras preferencias sexuales. El autor da
muestras de una gran maestría y de una gran sensibilidad a la hora de abarcar y diseccionar determinados temas, tabúes que ya van dejando de serlo, a lo que esta obra contribuye divinamente. La susodicha clase se distribuye
en cuatro esclarecedoras lecciones, que culminan en un examen sorpresa… y otras sorpresas. Los
gais que me rodeaban se partían de risa reconociéndose en ese espejo
distorsionado que es el teatro, capaz a su vez de reflejar nuestra realidad con
cruel nitidez. Las mujeres igualmente disfrutaban con esta visión periférica
que les otorga pertenecer al otro sexo, aunque en algunos pasajes también
comprendían cómo hombre y mujer tenemos más en común de lo que creemos. En cuanto
a los hombres heteros (que claro que había algunos, ¡y muy monos!), se les veía felices
sintiéndose objeto de deseo y protagonistas, acaso involuntarios, en esta clase
con hechuras de comedia, en esta obra con maneras de conferencia.
Volviendo
a ese protagonista, ese profesor encargado de aleccionarnos ¨porque él lo vale¨, solo hacer hincapié en que interpretar
un monólogo siempre es algo de máxima dificultad, mucho más si se trata de
comedia. Hay que tener una gran vena cómica para manejar correctamente los
tiempos y los ritmos, y hay que poseer un gran carisma, un correcto manejo del
cuerpo y la capacidad de contención necesaria para no abusar de una energía
innecesaria y agotadora para el público. Y Ángel Perulero demuestra ser un
maestro más allá de su papel de pedagogo queer,
pues maneja el texto con destreza y credibilidad. Y con el puntito de
emotividad que el autor quiso regalar a esta obra eminentemente ácida y
canalla.
Por
tanto, aprovechad los miércoles de diciembre, a las 20:30 h., y acercaros a
Teatro de las Aguas, en Madrid, para pasar 75 minutos inolvidables, incluso con
sus momentos de interacción con el público y todo. Las claves de CÓMO SEDUCIR A
UN HETERO os serán sabiamente desveladas… ¡de un ¨plumazo¨, nunca mejor dicho!